Almas que buscan a a su mitad vagando entre sueños.
Sin verse las caras, sólo sintiendo ese amor tan grande que desprenden el uno del otro.
Hasta que, un día como otro cualquiera, sus cuerpos chocan, sus miradas se cruzan, el mundo estalla y todo empieza a cobrar sentido.
Y ese día está por llegar.
Y me dirijo a ti, mi querida alma gemela que te escondes como si fueras la muerte tras un velo negro en mis sueños: estoy esperándote, no tengo prisa, sé que llegarás.
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